martes, 18 de septiembre de 2012

Hasta pronto abuelo Invierno



Ya pasó… Hemos sobrevivido estoicamente este invierno 2012 que nos trajo la quietud y la calma necesarias para hacer ese sagrado silencio que nos llevó hacia el viaje interior donde gestamos la semilla que ya está floreciendo en nuestras almas.

Hemos resistido la acelerada frecuencia del tiempo, la transformación del clima y los cambios físicos de acomodo a esta nueva vibración individual y planetaria y,  podríamos decir, que estamos listos para vivir este gran parto de la Madre Tierra… un proceso quizás doloroso, pero que nos traerá un hermoso bebé que todos ayudaremos a dar a luz: La Nueva Tierra.

Fue justo durante este invierno cuando nos dimos cuenta de que ya muchas cosas empezaban a carecer de sentido y nos reencontramos con el verdadero valor de la existencia:  Muchos dejaron sus trabajos que ya no los satisfacían, otros vivieron crisis en las relaciones de pareja, algunos se enfermaron, otros han vivido las pérdidas y no pocos están deprimidos, pero todos… todos hemos sido transformados – con algo de dolor – pero profundamente agradecidos por haber sido remecidos y despertados.

Amado Invierno, ya hiciste tu trabajo y nos acompañaste durante 3 meses, nos apapachaste con tardes tranquilas de profunda reflexión con el infaltable tazón de chocolate junto al fuego, mientras afuera la lluvia cantaba una dulce canción…

Nos dejas ahora viviendo esta aurora espiritual y cedes el paso a tu nieta regalona - la primavera - la más alegre y festiva de la familia de las estaciones.

Te esperaré nuevamente en junio – si sobrevivo – con el tazón de chocolate y mi colección de mantras para que me acompañes y me regales tu lluvia y el olor a tierra mojada.

¡Gracias Abuelo Invierno! Te honro y te bendigo por acompañarnos durante este proceso de crecimiento en la tercera densidad.

Creo que por primera vez en mi vida te extrañaré…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

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