miércoles, 16 de abril de 2008

La Cárcel Imaginaria


Mucha gente cree que es característico del sabio escapar de la sociedad, huir a la montaña, refugiarse en la cueva. El verdadero sabio nunca escapa de la sociedad, más bien se aleja en un intento, siempre doloroso, de renunciar a su identidad.
Durante miles de años hombres y mujeres hemos vivido presos, y a nuestras prisiones le hemos puesto bellos nombres: las llamamos templos, religiones, partidos políticos, ideologías, cultura, civilización, escuelas de psicoterapia, empresa exitosa, fama, poder, honores.
Por hermoso que sea el nombre de la prisión y por bien que se viva en tu cárcel, tú sabes que estás preso, porque quienquiera que viva conforme a una idea que lo condiciona es su prisionero.
Aunque tu celda sea de primera clase, aunque el patio sea tan grande que tus ojos no lleguen a ver los muros, aunque la atención en la prisión sea de cinco estrellas, aunque te prometan permisos de salida cada vez más frecuentes, aunque las cadenas sean transparentes y no pesen demasiado comparándolas con las de otros, aunque sea una prisión que aparentemente tú elegiste, aunque compartas la celda con aquellos a los que más quieres...
Aunque tú no quieras saberlo... Estás preso.
Nunca entraste en la prisión. Naciste allí y te ordenaron quedarte cuando todavía no eras consciente (y posiblemente aún no lo seas del todo).
Te condicionaron para que estudiaras, trabajaras, te enamoraras y casaras dentro de la cárcel.
Te entrenaron y te hipnotizaron para que no pudieras ver los barrotes.
Te condicionaron para que creyeras que solamente allí estarías protegido.
Te dijeron que después de todo era lo mejor a lo que podías aspirar.
El día que te enteres de dónde estás, e intentes decirlo en voz alta, los otros, tus compañeros de prisión, te dirán que es mentira. Y te dirán que la verdadera cárcel está fuera de esos muros. Y llorarán al cielo echando maldiciones para todos los que han intentado mostrarte otra verdad.
Y te dirán que la libertad no existe y que fuera está el infierno.
Te mostrarán que allí dentro puedes realmente tener todo lo que desees (menos libertad, claro). Tratarán de seducirte con premios y aplausos para que quieras quedarte.
Te ofrecerán dinero, sexo y lujos, condiciones "especiales" porque (te dirán) tú eres especial.
Y para impedir que te vayas, te amenazarán con castigo y tortura si no aceptas su oferta.
Y, si de todas maneras te vas, quiero que sepas que... saldrán a buscarte.
Porque tú eres una amenaza.
Vendrán por ti para llevarte de regreso o para mostrar tu cadáver a todos y demostrar con eso que la vida fuera es imposible.
Pero no desesperes, no te asustes... Una vez libre, si tú no quieres, nadie puede encerrarte.

Extraído de "Shimriti", de Jorge Bucay.

Me®

6 comentarios:

Roxy dijo...

Es buena tu forma de analizar las cosas y un aporte a los demás.Un abrazo.
Yo invito a que entres a mi blog, tambien escribo y me interesa tu opinión.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Totalmente cierto lo que dices y la única forma posible y viable de escapar de esa cárcel es la meditación, salud por este aporte sincero y enriquecedor...!!!

Anónimo dijo...

Lo encontré de verdad excelente. Palabras clave para la gente de hoy en dia que se sienten ahogadas en esa carcel y entran en la desesperanza por el hecho de sentir que ese lugar, esa realidad, es lo que hay. bienaventurado es el que se atreve a darse cuenta que los barrotes no existen, solo son miedos.

Tita la mas bonita dijo...

Como siempre una luz en el camino para el viaje a mi interior!

Un Besito marino

Ligia Rey dijo...

Leo a Jorge Bucay, leo mucho y muchas veces coincidimos.

Es verdad, somos creadores de nuestra propia carcel porque nos dejamos atrapar por nuestros miedos. Yo, trabajo los mios desde hace mucho y nunca termino. Pero hay que seguir. Saludos y gracias por sus reflecciones, en la union esta tambien el crecimiento personal. Ligia Rey

iluminato dijo...

hace tiempo que se lo de la carcel y que nada mas que son miedos;estoy saliendo de mis miedos y la vida se torna esplendida sin temores ni envidias ni rencores.Ser yo mismo vivir el ahora intensamente.

Déjanos tu huella...