jueves, 26 de noviembre de 2009

Envidia...



Según mis estadísticas no existen las personas envidiosas ya que nadie asume tener tan feo sentimiento…

¿Qué es la envidia? Es el dolor que te provoca no ser, tener o poseer lo del otro. La RAE la define como: Tristeza o pesar del bien ajeno… Ahhh… ya entiendo porque nadie quiere reconocerla. Es feo ser envidiosos.
Mi tesis es que no somos conscientes de que sentimos envidia. Es una emoción y por lo tanto se detona de manera automática y la disfrazamos con cualquier otro sentimiento como la rabia, la tristeza, los celos etc. y los pocos que reconocen ser envidiosos se atreven a decir que es “envidia de la buena”, creyendo que así aminoran la culpa de no alegrarse por lo bueno que le está pasando al otro.

La envidia proviene de la inseguridad, porque si tenemos confianza en nuestras capacidades no tendríamos porque envidiar las del otro, puede que alguien se me haya adelantado en obtener el éxito pero yo se que tarde o temprano puedo conseguir lo que el otro tiene si desarrollo al máximo mis talentos… y creo que ese es el punto: que no todos hemos venido a este planeta con los mismos talentos y de pronto envidiamos la habilidad que tiene el otro para hacer ecuaciones cuando nosotros no somos capaces de hacer una multiplicación porque tenemos más desarrollado el lóbulo derecho del cerebro y está claro que ese otro viene con el hemisferio cerebral izquierdo del cerebro activado y por eso los números se le dan fácilmente.

La receta para dejar de envidiar a otros es no mirar para el lado y compararnos, sino que trabajar en descubrir para que somos buenos… ese es el punto. Si descubro que soy bueno y me siento realizado haciendo pizzas, ya no sentiré envidia de ese otro que hace deliciosos tacos, que dibuja como Da Vinci, escribe como Tolstoi, o pinta como Michelangelo… estaré muy ocupada haciendo la mejor piza de toda la zona y sobre todo siendo feliz…

Una persona confiada en su potencial y consciente de sus capacidades, se sentirá muy segura de si misma, no envidiará a los demás ya que sabe que no llegó última a la repartición de talentos. El problema es que no todos han encontrado sus talentos o los tienen tan escondidos que lo que envidian es la capacidad de otro para mostrar su luz porque es lo que ellos no se atreven a mostrar.

Te invito hoy a hacer una revisión para encontrar los dones y talentos que has traído a esta vida. No mires a tu vecino o tu amigo... No te compares con otros y si no puedes evitarlo, trata de que sea de tu mismo color, talla, inteligencia y nivel de evolución, para que la comparación sea justa... solo mírate tú y descubre que es lo que te hace feliz y en cuanto lo descubras dedícate a realizarlo… ya verás que estando feliz, haciendo lo que te más te gusta no volverás a sentir envidia de nada ni por nadie…

Me® 

 Si reenvias este texto, respeta el trabajo de la autora, no elimines ni cambies su nombre ni el texto. Cita la fuente correctamente. Se consciente de tu ética espiritual.

3 comentarios:

Claudio dijo...

Es cierto, por años sentí envidia por mi hermano mayor que se llevaba todos los honores en el colegio y dentro de la familia. Hasta que descubrí mi verdadero valor y ahora el me envidia a mi je je.

Claudio M.

Anónimo dijo...

Desde luego que yo es lo peor que llevo en el mundo, se hace insoportable cuando te das cuenta que eres envidiado...y poco se puede hacer la verdad...

Anónimo dijo...

Cuando niña envidiaba a mis amigas porque podían salir a todas partes y yo no podía porque mi madre estaba inválida. Después crecí y me di cuenta que no era importante salir a lugares sino que tener una madre maravillosa como la mía. Ahora siento envidia cuando veo a esas flacas en trajes de baño y yo siempre a dieta tratando de bajar la cintura, pero es envidia de la buena Jaaaaaaaa....

Bendiciones Mercita por tener tanta luz para irradiar.

Cielo Azul

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